PRP
La técnica del P. Rico en Plaquetas (PRP) es uno de los llamados tratamientos de rejuvenecimiento no invasivos o sea, un tratamiento estético que deja a nuestros pacientes luciendo más jóvenes, pero sin necesidad de realizar cirugías.
Con el PRP se puede tratar toda la zona del rostro, cuello, escote y hasta el dorso de manos, y consiste, en palabras simples, en la extracción de sangre del paciente aproximadamente entre 10 a 30 ml, dependiendo de cuantas áreas se tratarán, para luego centrifugarla y conseguir el plasma rico en factores de crecimiento autógenos, que es un concentrado de plaquetas de la propia persona, el que luego se “activa” y se inyecta con múltiples punciones en las áreas a tratar.
Dado que éste es un tratamiento ambulatorio, generalmente no toma más de 1 hora, luego de la cual el paciente puede regresar sin problemas a su casa. Estas plaquetas tienen factores de crecimiento en su interior, factores de reparación que se liberan naturalmente cuando nos hacemos un corte. Entonces, al inyectar en la piel los factores de crecimiento, lo que se logra, es reparar el tejido, aumentando la producción de colágeno, elastina y de ácido hialurónico. La utilización del PRP logra que la piel vuelva a producir estos componentes de manera natural y en mayor cantidad.
El resultado es una piel rejuvenecida, que se verá más tersa y luminosa.
El efecto del tratamiento de PRP es de una piel joven, pero de forma más integral y natural. La gracia es que se está inyectando factores de crecimiento que son propios del paciente, por lo tanto es prácticamente imposible que se den reacciones alérgicas o de rechazo por parte del cuerpo. Se recomienda dos o tres sesiones. Luego de realizar la primera, se esperan 30 días para llevar a cabo la segunda.
Es bueno combinar el PRP con otro tipo de tratamiento rejuvenecedor no invasivo.